Susana, valiente

Se abren unas apasionantes semanas en Andalucía. El anuncio se ha confirmado tras unos días previos de avisos graduados. Ya es oficial, los andaluces estamos convocados a las urnas el 22 de marzo.

En un momento en que el escenario, el tablero político, ofrece importantes incertidumbres, el paso dado por el gobierno andaluz me resulta ante todo, valiente.

Todas las formaciones políticas con aspiraciones reales a tener representación parlamentaria en Andalucía tienen hoy más visibles sus debilidades que sus fortalezas. Están más ocupados de su propia estructura, su definición, su configuración interna que de su proyecto político para los andaluces. Ninguno de ellos tiene hoy un proyecto de gobierno claro y definido para una legislatura que será crucial para Andalucía.

Es la primera vez en que el PSOE no es favorito y lo saben. El hastío de los ciudadanos por los grandes partidos es cada día alimentado por las noticias de corrupción que llegan desde Madrid, Sevilla, y desde demasiados municipios. El anticipo griego es la evidencia de una política hoy ya caduca.

La decisión del gobierno andaluz es valiente porque puede traer a Andalucía el cambio que se está demandando. Si las proyecciones económicas oficiales son ciertas, es el momento de constituir un gobierno andaluz fuerte y con proyección que sea capaz de capitanear una nueva fase de progreso social de la que tan necesitados estamos. Prolongar la situación actual de gobierno hubiese sido alargar una agonía de bloqueo administrativo innecesario, quemar barcos políticos y perder la oportunidad de liderar el giro a la izquierda que se necesita.

La decisión del gobierno andaluz es, ante todo valiente, porque asumen la responsabilidad de no apegarse a los sillones y estar dispuestos a cederlos a otros, Andalucía decide.