lunes, 8 de junio de 2015

Horario de Verano (IV) La Cultura Latina


No es cierto, no podemos buscar arrope en la cultura latina. Otros países con similares características al nuestro como Portugal, Francia, Italia, no tienen los horarios laborales españoles, reconozcámoslo, no es una cuestión de clima ni de cultura mediterránea.

No, no es cierto que sea una costumbre ancestral del país, en realidad es un hábito adquirido a mediados del siglo XX, hace cien años, los horarios españoles eran similares al resto de países europeos. El ajuste del huso horario fue una decisión unilateral de Franco en 1.942. En esa época muchos españoles tenían que recurrir al pluriempleo lo que hizo ajustar los tiempos de almuerzo y cena.

Son muchos miles los trabajadores que tienen ya su puesto laboral en zonas climatizadas, ya son muy pocos los que alegan la cultura de la siesta. No, no hay excusa.

Cierto que un país del siglo XXI, inmerso en una economía de mercado, eminentemente turístico, en un mundo donde internet está abierto 24 horas, debe tener múltiples horarios según el sector que se trate, por supuesto, no se trata de reducir competitividad sino de optimizar recursos y aumentar eficiencias.

En España se cena más tarde, las televisiones colocan su prime time más allá de las diez de la noche. Sin embargo por la mañana solemos levantarnos a la misma hora que el resto de países. El resultado es que en España se duerme de media 53 minutos  menos que la media europea lo que acarrea toda una serie de problemas de concentración, probabilidad de accidentes,..

Los números y costumbres no son para alardear: España es, de los países de su entorno, donde se trabaja más horas y donde también se produce menos, cuestión que se traduce en demasiadas ocasiones en un tira y afloja con los salarios que suele perjudicar a los más capacitados. Tiene uno de los niveles de estrés femeninos más altos, la natalidad baja, la población envejece. Ante ello, los empresarios apelan a los altos costes laborales y apuestan por su descenso para mantener competitividad, el salario efectivo se ha reducido más de un 20% en los últimos años. Se trabaja más por menos.

De manera amplia, puede decirse que en España existe más nepotismo y menos meritocracia, más absentismo laboral, menos incentivos a la producción, además de escaso reconocimiento al talento. Eso nos coloca a la cola de la productividad y a la cabeza de la sociabilidad. Los españoles socializamos en el ámbito profesional. No es malo en si mismo, al fin y al cabo forma parte del salario emocional, de la motivación, pero resulta necesario buscar un equilibrio. No necesitamos ser amigos y cómplices de todos nuestros compañeros de trabajo.

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