lunes, 27 de julio de 2015

Las especies protegidas como propaganda


En la medida en que aumenta la conciencia social, la sensibilidad, la implicación de la sociedad hacia la conservación, la naturaleza, la biodiversidad, se facilita poner en valor la tarea, a veces demasiada callada y anónima de tantos investigadores, técnicos y aficionados que llevan años defendiendo nuestros espacios naturales, nuestras especies más emblemáticas.

Asistimos, a cada vez más, una mayor presencia de la naturaleza en los medios de comunicación. No ya sólo los tradicionales, y hoy imprescindibles, documentales de La Dos, sino a múltiples y variados programas que tienen a los animales salvajes como protagonistas y aún aquellos otros que tienen el medio natural su plató de grabación. Hay ya reality shows para todos los gustos que incorporan o pretenden hacernos creer que incorporan el ingrediente conservacionista y aventura salvaje.

De la mano de ello, se está produciendo un efecto llamada y crecimiento de actividades, llamadas turísticas, en sentido amplio, que hacen que, un gran público, bastante ajeno hasta ahora a ello, vaya mirando, dedicando su tiempo y su dinero a intentar participar de este espectáculo diario que es la naturaleza. Hoy, los destinos exóticos que invitan a sumergirse en la naturaleza, en el medio salvaje, están de moda. Volver en septiembre con una foto junto a un pingüino, una cebra, un tigre o una serpiente, es lo más.

Los profesionales de la conservación deben aprovechar este tirón para dar a conocer su tarea, sus proyectos, sus logros. No resulta nada fácil desarrollar esta labor cuando la presión urbanística, industrial, de intereses cruzados se hace más hostil que nunca. En España, cada día más, los espacios naturales se están convirtiendo en islas de las que ya no pueden escapar nuestras especies más emblemáticas.

Cualquier oportunidad es buena para ocupar un minuto de oro televisivo, de radio o un par de páginas en los periódicos. La viabilidad de proyectos importantes depende a veces de ello. Es razonable por ello esta inquietud y este acercamiento a los periodistas.

El debate pasa por encontrar el límite, el precio a pagar, en fijar qué se está dispuesto a hacer por acceder a esa repercusión mediática. Siempre, siempre, para lograrlo hay que hacer un esfuerzo, un sacrificio, y eso, en espacios naturales, equivale a impacto.

En estos días de final del periodo reproductivo en España asistimos a las campañas de anillamiento de aves, marcaje de cachorros, liberación de nuevos individuos, de diversos proyectos de investigación y recuperación de especies. Son ya muy conocidas estas acciones, ocupan desde hace unos años unos segundos en las noticias. Dan difusión a proyectos, permiten la fotografía del político y calman la conciencia de una amplia población.

Y a la vez, de forma paralela a ese crecimiento mediático, crecen las voces que se cuestionan la necesidad de ciertas acciones que adquieren fuerza mediática pero pierden sentido técnico y que, por el camino, como decíamos antes, causan impacto en el medio, en la especie.

El flamenco rosa es una especie emblemática de nuestras marismas. En la Reserva Natural Laguna de Fuentedepiedra en Málaga y en el Parque Natural Marismas del Odiel en Huelva tiene sus dos lugares de cría de relevancia mediterránea gracias a la importante labor realizada durante más de treinta años por especialistas andaluces. En estos días se anillan los pollos nacidos en el año, desplegando para ello un dispositivo en el que participan más de quinientas personas en cada una de las dos jornadas de anillamiento que se llevan a cabo en cada uno de los espacios. Se anilla aproximadamente el 10% de los pollos nacidos, se le toman muestras biométricas, sanguíneas,… antes de volver a ser liberados. El proceso se lleva repitiendo desde hace unos veinticinco años en Fuentedepiedra y siete años en Odiel. Sólo este año 2.015 serán unos mil, los pollos anillados.

Tras todo este proceso, el conocimiento de la especie a nivel biológico, biométrico, conductual, de dispersión y distribución, de longevidad, de migración,…, son amplísimos. Son casi centenar, los proyectos en los que “ha participado” la especie.

Llegados a este punto, que igualmente puede resultar válido para otras especies, el debate es evidente. ¿Es necesario seguir montando el dispositivo de anillamiento masivo de flamencos en Fuentedepiedra y Odiel? Abreviando la respuesta, a nivel técnico no, a nivel mediático si.

Que el impacto causado por el anillamiento compensa con creces la repercusión y la difusión que tienen por ello los programas de conservación y los espacios naturales; muchos creen que si, por eso se sigue haciendo, claro. Yo creo que no.

Los investigadores, los responsables de los proyectos de conservación y los espacios naturales protegidos deben estar a la vanguardia, no ya del conocimiento y la innovación científica. También deben encontrar fórmulas que den merecida relevancia al trabajo de tantos sin que ello suponga entrar en una rancia dinámica mediática y política que no tiene entre sus prioridades el máximo respeto a la integridad de los animales y el medio.

El anillamiento científico de aves, el marcaje de animales, la liberación de ejemplares, se pervierte cuando se convierte en espectáculo.

No hay comentarios: