El éxito de los desalmados
Han conseguido matar, y alcanzar con ello, su primer
objetivo.
Han conseguido sembrar el miedo, lograda su segunda meta.
Han conseguido que aparezcan disputas entre iguales, su
tercer logro.
Y han conseguido que se produzca una respuesta armada, su
cuarto fin.
El dolor que no nos lo quite nadie. Es fruto de un sentimiento
de pertenencia del que debemos sentirnos orgullosos.
El miedo no puede quedarse porque cohíbe la libertad y
ese es la máxima conquista a la que no podemos renunciar.
Confrontemos opiniones pero no caigamos en el catastrófico
error de la desunión que sería el principio del fin.
Pero sobre todo, no respondamos con fuego al fuego, pues
es precisamente lo que alimenta el odio y con ello, el ejército de
descerebrados que alimentan la caldera de la sinrazón, la destrucción y la
sangre.
Ningún bombardeo en mi nombre.


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