jueves, 24 de diciembre de 2015

Me he quedado fuera

Cuando muchos animaban a acudir a votar el domingo por un tiempo nuevo en la política española, yo, me lo creí, también me consta que muchos otros.

Por eso, cuando veo el enroque vintage que están haciendo, tengo la sensación de haberme quedado fuera.

Cuando unos dicen que no hay que mirar hemerotecas, que es de mal gusto, cuando otros hacen pedagogía de las bondades del pacto a la alemana, siento que me dejan fuera.

A mí, y tal vez a muchos más, porque, no podemos olvidar, que ninguno de ellos ha sido votado por más del 20% de la ciudadanía, así que si se ponen a jugar al tablero clásico, puede que lo estén haciendo muy alejados de las posturas de la mayoría absoluta del país.

Unos dicen que la última opción es volver a convocar elecciones y otros que estamos ante el primer no. Dentro de poco se alimentará el hecho de que España necesita un gobierno. No les falta razón, pero es menester preguntarse si eso es lo fundamental.

Y se abrirá entonces una legislatura de distancias medidas y de aparcamiento de una verdadera reforma de la constitución, de no modificar la ley electoral, de no asumir la responsabilidad en materia de identidad territorial, de caso omiso al modelo energético, de obviar necesidades medioambientales, de creciente deterioro del territorio rural, de aumento de la precariedad laboral y tasas de desigualdad, de opacidad en la persecución de grandes defraudadores y, claro, de manzanas podridas en los partidos y más de lo mismo, y más del y tú más.

De desplegar un proyecto que permita al país ganar competitividad, que de manera sostenible y sostenida logre un adecuado desarrollo distribuido con criterios de justicia social, que disminuyan las tasas de desempleo, de fracaso escolar, las listas de esperas para quirófanos y especialistas, los desahucios, la violencia de género,..., que se prepare el país para el envejecimiento de la población, el cambio climático, la soberanía alimentaria y energética, ..., de eso ni hablamos.

Me he quedado fuera. Aunque nos maquillen las formas, nada cambia en los viejos PPSOE, y es la noticia más triste que podía darnos el 20D.

Ortega y Gasset pronunció hace más de un siglo, en el Teatro de La Comedia una conferencia titulada “Vieja y Nueva Política” en la que dice cosas como estas:


La nueva política es menester que comience a diferenciarse de la vieja política en no ser para ella lo más importante, en ser para ella casi lo menos importante la captación del gobierno de España, y ser, en cambio, lo único importante el aumento y fomento de la vitalidad de España. De suerte que llegará un día (¿quién lo duda?) en que, con unos u otros hombres, la nueva política ganará sus elecciones y tendrán gentes de su espíritu las varas de alcaldes; pero esto no pesará en su satisfacción ni un adarme más que el haber conseguido, por ejemplo, que se publique un buen libro de anatomía o de electricidad, o haber hecho que se forme por los labriegos perdidos en el áspero rincón de una montaña una Sociedad agrícola de resistencia”.

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