sábado, 16 de abril de 2016

La calidad gerencial como necesidad

Experiencia, visión estratégica, conocimiento del negocio y el sector, astucia, intuición,…, todas piezas clave y necesarias para optar a un puesto de tanta responsabilidad como es el de consejero.

Son pocos los elegidos, claro, cotizados están los nombramientos, no podía ser menos. Aquellos que lo logran, por supuesto, presumen de ello.

Sin embargo, después, en la práctica, en el día a día, no son escasas las ocasiones en que se evidencia que los consejeros no valoran ni atienden como se debiera esas responsabilidades asumidas. No son pocas las ocasiones en las que los consejeros van a los comités y consejos de dirección, a las juntas directivas sin haber puesto el empeño y el esfuerzo necesario en la tarea. Se dedican a asistir cual espectadores privilegiados a una película que sea pasea por delante de sus narices.

Con independencia de su posible retribución o compensación, demasiados consejeros tienen el puesto para presumir de ello. Es cierto que no tienen ni deben hundirse en el día a día de la actividad, pero de eso, a estar a por uvas hay muchas escalas intermedias.

Como ejecutivo, cuando he sido fiscalizado, supervisado por Consejeros, de esos que hacen su trabajo, he mejorado como profesional, el proyecto, el negocio ha mejorado sustancialmente, pero cuando nos hemos encontrado interrogados por consejeros que únicamente buscan su minuto de protagonismo para justificar el puesto, que actúan como los zorros poniendo su cagadita encima de la piedra, el proyecto acaba resintiéndose.

Asumir el cargo de consejero es de una enorme responsabilidad. Aproximadamente una cuarta parte de las diferencias existentes en la productividad entre países pueden ser atribuidas a diferencias en la calidad gerencial. La gestión empresarial es como la tecnología, disponer de la mejor, supone una ventaja competitiva.

Al menos la mitad de la diferencia en el crecimiento de la productividad entre EEUU y EU entre 1.995 y 2.004 es explicada por la existencia de mejores capacidades de gestión y dirección empresarial en EEUU.

La calidad empresarial es una de las condiciones necesarias para la mejora de la economía y de la sociedad. Conseguirla, teóricamente es poco costosa en términos convencionales, presupuestarios, y sus resultados podemos observarlos a un plazo no muy largo. En España es imprescindible articular incentivos sociales para que se incorpore talento a la función empresarial.

España necesita de talento en la dirección empresarial como motor de futuro. La calidad de la regulación y de las instituciones, el correcto funcionamiento de los mercados, la inversión pública y privada en I+D y la educación tienen que contribuir a ello.


Necesitamos expulsar la mediocridad de la gestión y la dirección de nuestra iniciativa privada, debemos conseguir que ser empresario, ser directivo, ser consejero sea objeto de deseo para los mejores. Debemos hacer que alcancen esos puestos las personas que vengan cargadas de entusiasmo, de cultura del esfuerzo, de formación, y sobre todo de honestidad, de principios, de valores porque, ya está comprobado, son ellos los que logran mejores empresas, mejor sociedad, mejor futuro.

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