Soñar
Soñar es malo porque se generan expectativas que no
van a cumplirse. Soñar es malo porque te llena la mente y no deja espacio
para pensamientos necesarios. Soñar, esa capacidad que nos distingue de tantas otras
especies y que, a la vez, se convierte en el yugo de la felicidad amarrada
a la realidad.
Vivir sin soñar debe ser algo parecido a ir a la guerra como los generales, para ver las explosiones y la sangre desde lo alto de una colina.
A veces un sueño llega. Parafraseando a Saramago: Las personas somos tan vanidosas, tan egoístas, que consideramos que el sueño es nuestro, que somos nosotros quien lo ha imaginado, construido y diseñado hasta el más pequeño detalle. Si eso fuese cierto, algo debería haber cambiado en nosotros desde aquel que había antes del sueño y el otro que hay ahora. Comprobaremos que no hay diferencia. Por eso, en rigor, no soñamos, son los sueños los que nos eligen.
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