viernes, 10 de junio de 2016

Me ha tocado una mesa electoral

Estoy viendo algunos mensajes de broma y/o contrariedad cuando algunos se han encontrado con que han sido designados para estar en una mesa electoral.

Es cierto que a algunas personas les puede estropear planes para ese día o causarles algunos trastornos de organización por el hecho de tener que pasar un domingo ocupado en una tarea que no tenía prevista, cierto, pero tomarlo como un castigo o un premio es solo una cuestión de actitud democrática.

Más allá del hecho de madrugar o perder un día de descanso, ser protagonista del máximo ejercicio democrático, debe honrar a quien lo recibe y, en sentido contrario, me parece extremadamente peligroso gastar bromas frívolas sobre este hecho.


No olvidemos que hoy, pueden ejercer su derecho al voto, muchas personas que no pudieron hacerlo durante años, el ejercicio de decidir quién gobierna no está al alcance de cientos de millones de personas. Conocer y ser partícipe del proceso, al alcance de muy pocos.

No hagamos una payasada ni cometamos la estupidez de mofarnos del acto participativo de las votaciones porque formar parte del mismo es la esencia de la democracia.

En un estado donde el mayor acto multitudinario en los últimos tres años ha sido el festejo de un club deportivo privado, hagamos un ejercicio de madurez y participemos todos el día 26 de junio de todas las formas que nos sea posible y nos dejen.


Estar en una mesa electoral supone también ser garante del proceso democrático y formar parte del proceso de construcción de una mejor sociedad.

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