Estoy viendo algunos mensajes de broma y/o contrariedad
cuando algunos se han encontrado con que han sido designados para estar en una
mesa electoral.
Es cierto que a algunas personas les puede estropear planes
para ese día o causarles algunos trastornos de organización por el hecho de
tener que pasar un domingo ocupado en una tarea que no tenía prevista, cierto,
pero tomarlo como un castigo o un premio es solo una cuestión de actitud
democrática.
Más allá del hecho de madrugar o perder un día de
descanso, ser protagonista del máximo ejercicio democrático, debe honrar a
quien lo recibe y, en sentido contrario, me parece extremadamente peligroso
gastar bromas frívolas sobre este hecho.
No olvidemos que hoy, pueden ejercer su derecho al voto,
muchas personas que no pudieron hacerlo durante años, el ejercicio de decidir
quién gobierna no está al alcance de cientos de millones de personas. Conocer y
ser partícipe del proceso, al alcance de muy pocos.
No hagamos una payasada ni cometamos la estupidez de
mofarnos del acto participativo de las votaciones porque formar parte del mismo
es la esencia de la democracia.
En un estado donde el mayor acto multitudinario en los
últimos tres años ha sido el festejo de un club deportivo privado, hagamos un
ejercicio de madurez y participemos todos el día 26 de junio de todas las
formas que nos sea posible y nos dejen.
Estar en una mesa electoral supone también ser garante
del proceso democrático y formar parte del proceso de construcción de una mejor
sociedad.
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