jueves, 20 de octubre de 2016

Cuando el futuro nos alcance, es decir, Soylent Green

Viejas soluciones a los mismos problemas y así, no hay manera, damos vuelta a la noria sin moler grano. 

Ante el gravísimo problema estructural que tiene España con el futuro de su sistema de pensiones, cualquier propuesta capaz de llevarse a la práctica y mejorar la situación debe hacerse desde un plano rupturista, utilizar modelos econométricos vigentes a finales del siglo XX, lleva inexorablemente a callejones sin salida.

El peso relativo de las pensiones en el PIB de va multiplicar por cuatro. El envejecimiento de la población, el descenso de la cotización media, el vergonzoso y perenne paro estructural, el alargamiento de la vida, el mercado globalizado,..., todo parece haberse alineado para decirnos alto y claro: cada vez las obligaciones de pago de las pensiones va a ser mayor y el origen de fondos de las mismas, cada vez menor. Hay que entenderlo.

Para colmo, la nefasta y paupérrima política económica nos está llevando a ser un territorio que compite en precio en mercados de productos manufacturados. Nos llevan a ser la maquila de los países con mayor poder adquisitivo, le llaman necesidades de competitividad, aunque bien podría tratarse de magna incapacidad.

Y manifiesta la incapacidad para encontrar soluciones a la generación de riqueza, la diferenciación y a la creación de empleo de calidad, se ceban en los eslabones macro más débiles, es decir, en cómo conseguir pagar menos pensiones con estrategias abusivas hacia los ciudadanos. 

Así, el alargamiento de la vida laboral es una medida tan dolorosa como inútil, el volumen de masa demandante de pensiones crecerá más rápido que el volumen de generadores de fondos. El establecimiento de una renta básica en lugar de pensiones contributivas, una entelequia, porque daría lugar en España a una bolsa de fraude inabarcable,..., dado el descenso de la natalidad, lo mismo alguien está pensando traspasar fondos de educación a pensiones, lo anunciarán el día de los inocentes, valga la redundancia.

El problema es de tal complejidad que hoy día, nadie tiene respuesta, y a la vez es de tal magnitud que es incomprensible que no estén puestos todos los recursos y todas las prioridades posibles en esto. La madurez democrática supone afrontar los problemas importantes con cordura, unidad, prontitud, dialogo y serenidad.


Podemos afrontar el magno problema, o bien, cabría plagiar el modelo de negocio de "El Hogar" de Soylent Green, y disfrutar de un final placentero sin preocuparnos de lo que ocurra después.

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