"La civilización es un horizonte al que podemos acercarnos, y la barbarie un sustrato del que intentamos alejarnos por lo que ninguna se confunde íntegramente con seres concretos. Lo bárbaro o lo civilizado son los actos y actitudes, no los individuos ni los pueblos" Tzvetan Todorov.
Esta cita del filósofo y escritor abre el relato que regalamos Nicolás Ruiz de la Corte y yo a los amigos hace unos meses. Lo titulamos Pegando Duro. En el siguiente enlace se accede al contenido: Pegando Duro.
El lugar del mundo en el que naces te condiciona, la cuna en la que naces te condiciona. Dime donde has nacido y podré estimar hasta donde puedes llegar. El desigual acceso a oportunidades sigue marcando el futuro. Sin afán de rendir culto al determinismo, quien nace pobre tiene mayor probabilidades de vivir y morir seguir siendo pobre. Las altas cunas hacen sonreir al futuro.
Tenemos un lugar en el mundo al nacer, encontrar aquel en el que nos sintamos realizados es una bella tarea que tenemos que autoimponernos. Lo que no tenemos es, la autoridad de decidir el lugar en el mundo de otros. Limitar la libertad de crecimiento personal, prohibir a otras personas buscar el lugar en el que se esconde su felicidad es una canallada. Con esa potestad se creen los dictadores, los prepotentes, los imbéciles que se creen mejores que otros.
Hace unos días conocí a un pastor. Vive en la montaña. Su humildísima casa está en un pequeño poblado a 2.500 m de altitud. Las condiciones de la alta montaña hacen mella en su cara. Cada mañana al amanecer coge sus cabras y sube a la cumbre, al pasto fresco. Al caer la tarde, vuelve a la casa. Pasa todo el día con su rebaño y su zurrón. Así cada día, todos los días. El pastor, al que no conseguí arrancarle más que sonrisas de agradecimiento, tendrá unos diez años.
No es mejor ni peor que cualquier otro niño, pero es muy probable que no pueda tener las mismas oportunidades que otros tantos de su edad que nacieron en lugares más prósperos y amables.
El relato Pegando Duro habla de dos inmigrantes, esos que algunos consideran bárbaros que amenazan a, las que se piensan, civilizaciones avanzadas. Sólo es necesario abrir los ojos y escuchar para comprobar que son ellos los que pueden enseñarnos. Porque lo bárbaro son los actos y las actitudes.
Los muros entre los hombres siempre fueron malos, siguen siendo malos, siempre lo serán. Porque, más que una barrera física, es una fosa en la que se entierran las ilusiones de futuro colectivo.
Tzvetan Todorov que la tierra te sea leve.
miércoles, 8 de febrero de 2017
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