Las enseñanzas del caracol
Es sin duda un animal rabiosamente simbólico. Su estilo, su
forma, su paradigma lo convierte en una animal fetiche y enigmático.
Para las personas ancianas y sabias, el caracol representa
al corazón, tiene su forma. El caracol permite entrar en el corazón o salir de
él para ir al mundo. A la vez que se abre hacia fuera, hacia el exterior,
conserva su interioridad. Se abre, va hacia fuera o se pliega y vuelve sobre si
mismo.
Los antiguos mayas simbolizan el tiempo con un hombre viejo
saliendo de un caparazón de caracol. El caracol en diversas culturas
centroamericanas, la caracola en culturas más cercanas al mar han servido desde
tiempos inmemoriales para convocar reuniones y asambleas. En el antiguo Egipto,
la baba de caracol era un componente fundamental de cosméticos y regenerador de
la piel.
Los caracoles han servido para designar las regiones políticas
autónomas (bioregiones). Es el símbolo del movimiento neozapatista,….,
Dice Ivan Illich: “El caracol construye la delicada
arquitectura de su caparazón uniendo una tras otra, espirales más amplias,
después cesa bruscamente y empieza las vueltas ahora decrecientes. Una sola
espiral más amplia daría al caparazón una dimensión dieciséis veces mayor. En
lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría. Entonces,
cualquier aumento de su productividad no serviría más que para paliar las
dificultades creadas por este engrandecimiento del caparazón más allá de los
límites fijados por su finalidad. Superado el punto límite de ampliación de las
espirales, los problemas del sobrecrecimiento se multiplican en progresión
geométrica, mientras que la capacidad biológica del caracol no puede, a lo más,
sino seguir una progresión aritmética”.
La sabiduría del caracol se ha convertido en el emblema del
movimiento Slow. Porque el caracol no solamente nos enseña la necesaria
lentitud, es toda una manera de entender el ritmo, el sentido, los límites.
Tener la sabiduría suficiente para entender cuándo se ha alcanzado
el límite, muestra el camino para diseñar y construir una sociedad que tenga
entre sus rasgos característicos, ser de convivencia y serena.



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