sábado, 29 de julio de 2017

ISLA CRISTINA, PARADA Y FONDA PARA AVES DEL MUNDO

He recibido el reporter de las lecturas de aves de 2016 en Isla Cristina, es decir, La Oficina central de anillamiento me ha enviado los historiales de las lecturas de anillas de aves que hice en 2016 en Isla Cristina.

Mediante el anillamiento científico, investigadores de todo el mundo, marcan aves, sin producirles daño, y vuelven a soltarlas para que sus movimientos ofrezcan datos de sus viajes y comportamiento. Cada pájaro lleva unas anillas de código único, a modo de matrícula, que permite al observador identificarla a distancia.

Las marismas y la costa de Isla Cristina no deja de sorprender por su importancia para la reproducción, migración e invernada de defensa de especies.

Este año, hemos comprobado, por ejemplo, como Isla Cristina es un enclave fundamental donde recalan reiteradamente gaviotas de aouduin, nacidas en el Delta del Ebro, Archipiélago de Cabrera o Chafarinas, también las nacidas en Ria Formosa. Que pasan los inviernos las pagazas piquirrojas que nacen en Finlandia, las gaviotas sombrías de Noruega, Suecia, Dinamarca y Alemania.

Sabemos que los flamencos que crían en marismas de Odiel necesitan alimentarse en Isla Cristina, al igual que las gaviotas picofina de Doñana.

Hemos descubierto que las gaviotas patiamarillas anilladas en La Caleta de Málaga, se reproducen en Isla cristina, convirtiéndose en el mayor depredador natural de charrancitos y avocetas (el
Hombre y los perros asilvestrados causan mayores desastres pero merecen capítulo aparte).

Sabemos que los moritos que crían en Doñana, vienen a Isla después del periodo de cría, al igual que los flamencos cuando dan sus primeros vuelos largos.

Los chorlitejos, correlimos y charranes que nacen en el círculo polar ártico, recalan en Isla en su paso hacia África.

Se dan casos muy románticos, como el de varias avocetas, que, con quince años de edad, siguen volviendo cada año al lugar en que nacieron para aportar nuevas generaciones, o el de una gaviota de aouduin que, desde hace 29 años, cada temporada va y viene del Delta del Ebro a Isla Cristina.

Algunos proyectos internacionales aún no han remitido la información de varias aves, así que aún puede haber bonitas sorpresas. En todo caso, participar en la red internacional de seguimiento de aves, además de belleza y disfrute del medio natural, permite poner en valor el territorio, entender cómo, todo, está interconectado. Cada detalle, cada sitio, cada factor es imprescindible. Que podemos estar en el bando de los que conservan o de los que destruyen, es nuestra elección.


Las apenas 600 hectáreas que nos quedan de humedal mareal es lo que sitúa a Isla Cristina en el mapa mundial. Es nuestro mayor patrimonio, entenderlo es identificarnos.

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