viernes, 13 de marzo de 2020

Análisis Decatológico del Coronavirus, Día 3


Desde las ciudades. Los positivos del coronavirus son urbanos. Es, en sentido estricto, un hecho. Las intuiciones hacen que propios y extraños piensen en buscar refugios en los pueblos y las sierras.

Por un entorno más amable. Porque dado el caso del corte de comunicaciones es el lugar en el que más nos gustaría estar. Una evidencia de la hostilidad de la ciudad que deberíamos apuntarnos, para siempre.

Ahora bien, ¿denota los hechos una fragilidad de la salud de los ciudadanos frente a los paisanos? O consiste simplemente en aplicar sentido común para tener calidad de vida.

La fortaleza, el refugio que supone el medio rural en este tipo de pandemias es un mito.
Recuerdo una película, al parecer rescatada de hechos verídicos, probablemente de la historia de Eyam, en la que unos caballeros, por encomienda del papa, emprenden viaje para encontrar una aldea cuyos habitantes son inmunes a la peste negra.

Las peripecias y las proezas se suceden hasta llegar a una aldea idílica situada al otro lado de los lagos y humedales. No tenían mayor secreto que el aislamiento. No tenían pócima máxima cual reducto galo, ni los lideraba ningún Asterix. Solo vivían en armonía con su entorno.

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