
Que en el momento de grabar, el señor que salía con el carrito de la compra había comprado papel higiénico, por el simple hecho de que lo hacemos todo periódicamente cuando se acaba. La incertidumbre, el desconocimiento, y el miedo que es extremadamente más rápido y letal que el virus, hizo el resto.
Por un mimetismo que solo la raza humana es capaz de lograr, con una adaptabilidad superior a la de cualquier especie, hicimos máximo un mensaje que no existía, el papel higiénico como remedio del coronavirus. Eso es todo.
Después, por ese afán de la mente humana de justificarse y como en todo fenómeno social de este tipo, aparecen las autoexplicaciones, justificando unas bondades y una necesidad con las más peregrinas argumentaciones. Ninguna de ellas cierta.
El del papel higiénico es uno de los primeros grandes bulos de esta historia, vendrán otros, pero el que haya caído en este que tome nota, que reflexione. Pensémoslo todos.
El acerbo popular saca las mejores enseñanzas: "hoy para comer, papel higiénico con tomate", "se compra papel higiénico porque por cada uno que tose, se cagan cien".
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