sábado, 14 de marzo de 2020

Análisis Decatológico del CoronaVirus, Día 4

Acabaremos sabiendo que la compra compulsiva de papel higiénico se debe a la excepcionalidad con la que estamos viviendo una situación para la que no está preparada una sociedad que se cree a salvo del bien y del mal, que puede controlarlo todo, que es la dueña de los destinos propios y de todo el planeta, la sociedad del Antropoceno.

Acabaremos sabiendo que la histeria colectiva por el papel higiénico se debe a que, en el momento de mayor expectación mediática, cuando todos estábamos (seguimos estando) con nula información y hambrientos de saber que hacer para salvarnos, en ese momento justo, algún cámara enfocó a los primeros que se fueron a los supermercados a hacer acopio.

Que en el momento de grabar, el señor que salía con el carrito de la compra había comprado papel higiénico, por el simple hecho de que lo hacemos todo periódicamente cuando se acaba. La incertidumbre, el desconocimiento, y el miedo que es extremadamente más rápido y letal que el virus, hizo el resto.

Por un mimetismo que solo la raza humana es capaz de lograr, con una adaptabilidad superior a la de cualquier especie, hicimos máximo un mensaje que no existía, el papel higiénico como remedio del coronavirus. Eso es todo.

Después, por ese afán de la mente humana de justificarse y como en todo fenómeno social de este tipo, aparecen las autoexplicaciones, justificando unas bondades y una necesidad con las más peregrinas argumentaciones. Ninguna de ellas cierta.

El del papel higiénico es uno de los primeros grandes bulos de esta historia, vendrán otros, pero el que haya caído en este que tome nota, que reflexione. Pensémoslo todos.

El acerbo popular saca las mejores enseñanzas: "hoy para comer, papel higiénico con tomate", "se compra papel higiénico porque por cada uno que tose, se cagan cien".

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