Casualidad ¿intencionada?
Las casualidades en el mercado capitalista no deben
producirse. No tienen que producirse. No hay nada más peligroso que una empresa
que desconozca el secreto de su éxito, pues en igual medida desconocerá el
origen de su batacazo.
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Casualidad Intencionada de Ana Olías |
Las empresas buscan y contratan a los mejores porque son
sólo ellos los que son capaces de evitar las casualidades. Bien se adelantan a
ellas y las evitan, bien las provocan de manera muy audaz. La satisfacción en
estos casos es que el impacto causado se
sitúe siempre en el percentil del escenario optimista.
Después están los imponderables, esos que siempre pretenden
escaparse y a los que los economistas intentamos ponerles coto con aquello del
ceteris paribus. La cuestión es que siempre, es cierto, hay cosas que se
escapan. Es lo jodido o lo apasionante de una ciencia inexacta por su
componente social. Son llamados artistas los directivos que llenan los
bolsillos de sus accionistas.
Casualmente, al escándalo de Volskwagen, lo ha seguido una
corte de noticias que anuncian las bondades de los coches eléctricos, su
autonomía, sus precios ya asequibles, el ahorro anual en combustible, sus
prestaciones.
Podría pensarse que los fabricantes de eléctricos han
aprovechado la coyuntura y se han colado por el resquicio, si no fuese porque
todas las grandes fabricantes de automóviles llevan años invirtiendo en tecnología
eléctrica. La cuestión clave consiste en decidir cuando es el momento más
adecuado para dar el salto.
En mi opinión, los factores se están alineando. Sólo falta
que en los próximos meses, suba el precio del petróleo.
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