A las urnas
Desde ahora mismo, los medios de comunicación y políticos nos proponen, dedicando a ello mucho espacio en prensa, radio y televisión, que dejemos de machacarnos con los datos sociales y económicos negativos para centrarnos en la cita que tendremos en apenas 17 días, el próximo 7 de junio con las urnas.
Empieza ahora la campaña, esa que algunos propios y extraños aprovecharán para irse por
la campiña ubetense y otros lucharán con todas sus fuerzas pues puede ser su tabla de salvación que les salve de la campana.
Y la disputa primera va a ser superar la indiferencia de la ciudadanía, esa que parece que va a hacer que esta convocatoria sea estrella en absentismo electoral. Por eso los mensajes van a ser agresivos, para generar polémica y buscar filia o fobia en un ciudadano que cada vez que pone esperanza en la clase política española vuelve a verse escasamente recompensado por la clara insuficiencia de los candidatos. Y es que el ciudadano no quiere elecciones, necesita soluciones.
Los medios tienen que lanzar la premisa clara y potente de que estos votos son fundamentales, claves, trascendentales, críticos; pues los elegidos serán los que tengan que decidir el tipo de vida que nos envolverá en los próximos años. No porque ellos se lo hayan propuesto así, sino porque cuando tomen posesión de sus cargos, las arcas y los ánimos van a estar tan agotados que tendrán que inventar fórmulas quizás revolucionarias que permitan sacarnos del profundo atolladero en el que nos hemos metido.
Hay que acudir el domingo 7, porque es un derecho importante que nadie debe privarnos de ejercer, porque no debemos eludir nuestra fundamental responsabilidad y sobre todo porque no puede darnos igual las personas que gobernarán Europa en la etapa más crucial de los últimos decenios.
Empieza ahora la campaña, esa que algunos propios y extraños aprovecharán para irse por

Y la disputa primera va a ser superar la indiferencia de la ciudadanía, esa que parece que va a hacer que esta convocatoria sea estrella en absentismo electoral. Por eso los mensajes van a ser agresivos, para generar polémica y buscar filia o fobia en un ciudadano que cada vez que pone esperanza en la clase política española vuelve a verse escasamente recompensado por la clara insuficiencia de los candidatos. Y es que el ciudadano no quiere elecciones, necesita soluciones.
Los medios tienen que lanzar la premisa clara y potente de que estos votos son fundamentales, claves, trascendentales, críticos; pues los elegidos serán los que tengan que decidir el tipo de vida que nos envolverá en los próximos años. No porque ellos se lo hayan propuesto así, sino porque cuando tomen posesión de sus cargos, las arcas y los ánimos van a estar tan agotados que tendrán que inventar fórmulas quizás revolucionarias que permitan sacarnos del profundo atolladero en el que nos hemos metido.
Hay que acudir el domingo 7, porque es un derecho importante que nadie debe privarnos de ejercer, porque no debemos eludir nuestra fundamental responsabilidad y sobre todo porque no puede darnos igual las personas que gobernarán Europa en la etapa más crucial de los últimos decenios.
Comentarios