Ese instante puede producirse tras haber viajado mucho, lejos, explorado mil caminos y veredas, salido de mil laberintos. Ese instante puede alcanzarse cuando ya hacia tiempo que uno había asumido estar perdido. Entonces, levantaremos la vista y descubriremos que estamos en el punto de partida. Melville llevo a Ismael por todos los océanos para mostrarle las sinuosas razones que motivan al ser humano a seguir adelante. Después de acumular grabadas experiencias, Ismael estaba preparado para entenderlo: “la vida es una travesía rumbo a casa”.
El razonamiento no deja de ser una ficción, una argucia de escape mental. La memoria no circula en doble sentido, no tiene camino de retorno. El viaje al origen solo tiene sentido en la imaginación en la que encontramos pretextos como el amor, la amistad, la bondad, la entrega, la esperanza para mantener el ánimo ante el embate de la vida que como olas furiosas rompen contra nuestro acantilado.
Nuestra energía es limitada en el espacio y el tiempo, en el mejor de los casos nos convertiremos en polvo de estrellas. Aunque los sentimientos, las sensaciones, los deseos, los anhelos, las utopías sean circulares y recurrentes, la vida es lineal y de un sentido. Una vez ajustado el retrovisor, mirémosla de frente.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo...un momento esencial en la vida es aquel en el q un "sí" o un "no" puede cambiar toda nuestra existencia.
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