lunes, 18 de febrero de 2013

En Auschwitz había también pájaros


Los estudió un soldado de las SS que estuvo destinado en el campo de concentración entre 1.940 y 1.941. En su vida civil era biólogo, y aprovechó su destino para estudiar la avifauna residente y migratoria en la zona.
A partir del trabajo original, “Observaciones sobre la fauna ornitológica de Auschwitz”, Arno Surminski ha fabricado una novela que utiliza la observación de aves como mundo paralelo al que vivían soldados y prisioneros en aquella cárcel sin techos que eran el espacio alambrado.
Un relato en el que las circunstancias históricas, no por esperadas resultan menos impactantes y desgarradoras. Situaciones de personas desbordadas por su realidad, necesitadas de encontrar explicación y justificación a tanto despropósito y a las que, desde el aire asistían las aves que se acercaban a aquel rincón casi imposible del mundo “como el oleaje, una ola que fluye desde el norte en primavera, y en otoño refluye”.
Unas personas que luchan en su círculo más estrecho por mantener la orientación, la cordura: “No debes perder la razón aquí, Marek, quien piensa demasiado hace tonterías, y al que hace tonterías le disparan. Así de sencillo”. Un mundo tan directo como cruel.
Las cigüeñas, las garzas, los patos, pero sobre todo las cornejas y los gorriones asisten como espectadores singulares a la transformación del paisaje de la comarca y las mentes de los protagonistas. Ninguno conoce siquiera cómo ha llegado hasta allí, tampoco ninguno quiere permanecer, pero todos tienen la obligación de resistir, de sobrevivir.
Un relato que no por pasado, lejano, no por ajeno extraño, no por tremendo, imposible. Los pájaros van y vuelven, ellos resisten. El ciclo sigue su curso.

2 comentarios:

tumbabuey dijo...

¿Lo leiste ya?...

Antonio Aguilera N dijo...

Si, lo he leído.

Una novela muy interesante. Fácil de leer, aunque me está resultado difícil de digerir ya que los planteamientos son realmente duros.

Muy recomendable.