Los estudió un soldado de las SS que estuvo destinado en el
campo de concentración entre 1.940 y 1.941. En su vida civil era biólogo, y
aprovechó su destino para estudiar la avifauna residente y migratoria en la
zona.
A partir del trabajo original, “Observaciones sobre la fauna
ornitológica de Auschwitz”, Arno Surminski ha fabricado una novela que utiliza
la observación de aves como mundo paralelo al que vivían soldados y prisioneros
en aquella cárcel sin techos que eran el espacio alambrado.
Un relato en el que las circunstancias históricas, no por
esperadas resultan menos impactantes y desgarradoras. Situaciones de personas desbordadas
por su realidad, necesitadas de encontrar explicación y justificación a tanto
despropósito y a las que, desde el aire asistían las aves que se acercaban a
aquel rincón casi imposible del mundo “como el oleaje, una ola que fluye desde
el norte en primavera, y en otoño refluye”.
Unas personas que luchan en su círculo más estrecho por
mantener la orientación, la cordura: “No debes perder la razón aquí, Marek,
quien piensa demasiado hace tonterías, y al que hace tonterías le disparan. Así
de sencillo”. Un mundo tan directo como cruel.
Las cigüeñas, las garzas, los patos, pero sobre todo las cornejas
y los gorriones asisten como espectadores singulares a la transformación del
paisaje de la comarca y las mentes de los protagonistas. Ninguno conoce
siquiera cómo ha llegado hasta allí, tampoco ninguno quiere permanecer, pero
todos tienen la obligación de resistir, de sobrevivir.
Un relato que no por pasado, lejano, no por ajeno extraño,
no por tremendo, imposible. Los pájaros van y vuelven, ellos resisten. El ciclo
sigue su curso.
2 comentarios:
¿Lo leiste ya?...
Si, lo he leído.
Una novela muy interesante. Fácil de leer, aunque me está resultado difícil de digerir ya que los planteamientos son realmente duros.
Muy recomendable.
Publicar un comentario