lunes, 7 de septiembre de 2015

El precio por estar de moda


Ser objeto de deseo, que todos te conozcan , colgar el cartel de completo. Crear marca turística es sinónimo de auge económico, desarrollo, progreso. Cuando un territorio lo consigue, el esfuerzo y las inversiones de muchos años parecen recibir su recompensa.

Tarifa ha conseguido tener marca propia y es ampliamente conocida. Es destino deseado para muchas personas. Su privilegiada ubicación, los importantes atractivos naturales y culturales, son factores que juegan a favor, hasta han sabido sacar provecho de lo que, en principio era una restricción para el turismo de sol y playa que explotan otras poblaciones cercanas, el viento. Ahora Tarifa es también la capital del viento y la meca de los que utilizan velas y tablas en el agua.

Ha construido durante años un perfil alternativo al de otras zonas cercanas. Nada de sol y playa tradicional que atrae al turismo familiar, y si al turismo de perfil más joven, más bohemio, más chick. Miles de coches lucen pegatinas en la que sus dueños alardean de haber llegado al sur del sur, marcas de ropa se han hecho conocidas a nivel internacional.

La deriva de los acontecimientos ha hecho que al calor de ellos, otros muchos, buscan lugar de esparcimiento, moda, fiesta. En los últimos tiempos, a cada pocos metros es fácil encontrarse con grupos de jóvenes que van un par de días a Tarifa, “a darlo todo”, las despedidas de solteros son incontables. Todos se apresuran a subir a las redes sociales la foto que otorgue credibilidad a la sarta de mensajes que envían a los que se quedaron atrás. El respeto al prójimo, al espacio, a los valores naturales, brillan por su ausencia.

El resultado es una ciudad bastante insoportable para los vecinos, ruidos toda la noche, orines por doquier, basuras y cristales por la mañana, cuando no, destrozos en el mobiliario público, trifulcas y peleas callejeras, etc. Más de 80 denuncias se han puesto este verano por los vecinos. Se ha creado una plataforma vecinal y representantes de la misma se acaban de reunir con el subdelegado del gobierno para pedirle medidas correctoras urgentes.

Lugares cercanos a Tarifa se frotan las manos. A esas zonas están yendo los que hace poco iban a Tarifa. La cuestión es que el perfil del turista que empieza a no querer Tarifa es distinto del que ahora va. Los que acuden al fin de semana de fiesta tiene un perfil de menor poder adquisitivo, compran las bebidas en los supermercados, alquilan apartamentos de 4 y entran 12 cuando no se quedan a dormir en los coches.

El deterioro es continuo, el agotamiento del modelo, evidente. Hora para las autoridades locales de valorar si es lo que se desea y busca, alejándose de victimismos, pues hay infinidad de medidas y acciones que encauzan la situación si hay un objetivo y unas preferencias claras.

Construir una marca tarda años, destruirla muy poco, sobre todo si nos dejamos llevar por la autocomplacencia del éxito. Aquellos destinos que miran con envidia a Tarifa y tratan de emularla, que aprendan de sus errores.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente artículo, has descrito a la perfección lo que me contaban este verano los vecinos de tarifa, en playa chica. El alcalde está potenciando esta modalidad de turismo, dando licencias de bares de copas y discotecas, sin ningún tipo de respeto por el medio ambiente, saltándose la normativa y cargándose el pueblo. Rompiendo el entorno visual y acústico. Un crimen dar licencia a un churinguito pijo ubicado entre la isla y la playa de los lances, cargandose las maravillosas puestas de sol, con la dichosa musiquita pachanguera. Yo siempre fui amante de tarifa y este año iba a pasar una semana y aguante sólo dos días, me desencanto muchísimo, no lo soporte y me fui a casa. No aprenden, se cargan los destinos y después es muy difícil recuperar lo que algún día se perdió......

Unknown dijo...

Excelente artículo, has descrito a la perfección lo que me contaban este verano los vecinos de tarifa, en playa chica. El alcalde está potenciando esta modalidad de turismo, dando licencias de bares de copas y discotecas, sin ningún tipo de respeto por el medio ambiente, saltándose la normativa y cargándose el pueblo. Rompiendo el entorno visual y acústico. Un crimen dar licencia a un churinguito pijo ubicado entre la isla y la playa de los lances, cargandose las maravillosas puestas de sol, con la dichosa musiquita pachanguera. Yo siempre fui amante de tarifa y este año iba a pasar una semana y aguante sólo dos días, me desencanto muchísimo, no lo soporte y me fui a casa. No aprenden, se cargan los destinos y después es muy difícil recuperar lo que algún día se perdió......