Esta pequeña ave, parecida a la golondrina realiza sus nidos en forma de taza de barro en las cornisas de fachadas y balcones, siendo una especie marcadamente filopátrica, es decir, con mucha afinidad al hombre como lo demuestran citas literarias desde el siglo XIV (López De Ayala). Y es que el beneficio ha sido mutuo de manera tradicional. Los pueblos ofrecen al ave lugares donde anidar a la vez que protección ante los depredadores, a su vez, el pájaro insectívoro se come cada día centenares de mosquitos, moscas y otros insectos tan molestos para los humanos.

A los problemas comentados de la pérdida de hábitat hay que añadir que las obras de reformas y acondicionamiento de edificios afecta de manera crucial a un ave que vuelve cada año al mismo sitio exacto donde anidó el año anterior, reformando y acondicionando si les resulta posible el mismo nido. Además, los pollos allí nacidos realizan el nido junto al de sus padres. Y es que las reformas y acondicionamientos en edificios emblemáticos como la Parroquia de Nuestra de Los Dolores, la torre del depósito del agua, las fábricas de salazones y conservas, colegios, etc han hecho desaparecer a importantes colonias tradicionales de la ciudad. Otro factor negativo es que, con cada vez mayor frecuencia, los vecinos colocan en sus balcones y cornisas mallas y disuasores que impiden que las aves vuelvan a anidar o, incluso en los peores casos, se derriban los nidos o se taponan los nidos cuando el ave está criando.
La existencia de aviones comunes en las calles es signo de salud ambiental de una localidad o un barrio, indica que la arquitectura conserva modelos tradicionales tan demostradamente útiles y prácticos, indica que hay zonas verdes, zonas con agua, espacios abiertos, eso que en los últimos tiempos se está dando en llamar un desarrollo sostenible y armonioso. Isla Cristina suspende en esta asignatura, el área urbana se ha vuelto más agresiva, más dura, más complicada para vivir, la proliferación de edificios cúbicos, la falta de espacios abiertos en el centro, la densidad de población y tráfico han expulsado de esa zona a los aviones y la tranquilidad de los vecinos.
La Redondela sin embargo muestra un modelo a seguir, un nucleo urbano compatible y respetuoso con el entorno, que a los aviones comunes les vaya bien en La Redondela no es más que un dato, la última palabra la tienen desde luego sus vecinos.
2 comentarios:
Este año ha sido el primero que han criado dos familias de aviones comunes en mi casa. Salvando los reparos iniciales de las " pegas de la limpieza ", compensa ver cómo hacen el nido, incuban y sobre todo cuando nacen las crías. Hoy han salido toda la familia creo que por primera vez a volar. Es un gustazo.
Antonio felicidades por ese recuento de nidos de aviones,me alegra mucho que todo este esfuerzo que haces por esas pequeñas aves sean "positivas"aunque podia haber sido mejor pero bueno estamos contento no.Y espero que sigas aprendiendonos muchas cosas mas,un fuerte abrazo fenomeno
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