
Una vez somos conscientes de nuestra capacidad de anticipación, podemos darle dos tipos de uso. Uno proactivo, es decir, ejerciendo una actividad directa para que el cambio se produzca en la dirección deseada. Y otro, predictivo que permite conocer y comprender los cambios que van a producirse en el futuro.
La dificultad de predecir, la complejidad de interpretar y los riesgos asociados a emprender acciones proactivas son altamente compensados por las satisfacciones en forma de experiencias, ya sean éxitos o de fracasos, todas aportan e importan. El autor del Libro de la Selva, Joseph Rudyard Kipling, dice en un desgarrador poema:
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Cada día estoy más enamorado del ajedrez.
PD:Si te apetece leer completo el poema de Kipling, puedes hacerlo aquí.
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