Ahora mismo, se puede estar preparando la última (penúltima) tragedia de la inmigración. El buen tiempo, las noches de luna son propicias.
Si llegan a las costas (también hoy hay cuerpos flotando en el mar) les espera el ansiado trabajo. Porque vienen huyendo de la guerra, la represión, el hambre y vienen a trabajar. Porque es falso que, al menos en nuestro país, la inmigración sea de “seekers”. Los inmigrantes no vienen atraídos por un estado de bienestar muy generoso. No vienen buscando subsidios, vienen buscando lo que hay: trabajo duro.
Y al trabajar, también aportan a ese estado de bienestar, en realidad mucho más de lo que reciben. En 2.006 la oficina de La Moncloa, elaboró un estudio en el que se detalla que, los inmigrantes son el 8,8% de la población, y absorben el 5,4% del gasto público, consumen el 4,6% del gasto sanitario y el 6,6% de educación, y su aportación es el 6,6% de los ingresos totales. En resumen, un beneficio para el país de 5.000 millones de euros.
En 2.007, eran 2.357.000 los extranjeros legales, de ellos, 1.316.000 afiliados a la seguridad social, aportando el 7,4% de las cotizaciones y recibiendo el 0,5% del gasto en pensiones.
El flamante nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho reconocía que "un país en el que existe un contingente importante de inmigrantes no puede subsistir con un Estado de bienestar diseñado a la medida de cuando no los había".
Convencido de hecho, ha preparado un plan para repatriarlos. Les entrega un billete de avión –de ida- a cambio de, el cobro en dos plazos de los subsidios de desempleo acumulados, la renuncia a los permisos de trabajo y residencia y el compromiso a no volver a España en un plazo de entre tres y cinco años.
Lo dejaron todo, todo, atrás. Cruzaron una mar negra sin nada en las manos. Tras trabajar muy duro durante años, soportando a propios y extraños, les pedimos que se vuelvan, ¿A dónde?
martes, 17 de junio de 2008
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1 comentario:
Una vez estuve cerca de la pol�tica aunque fuera a nivel local, pero hubo un gesto que me di� tanto asco que me hizo alejarme de ella. Est�bamos en el cementerio de Tarifa recordando a los que hab�an muerto en el intento del Estrecho y que estaban enterrados en una fosa com�n. Lleg� un pol�tico de altas esferas y pregunt� qu� ten�a que decir en ese momento.
Los que est�bamos all� �bamos por algo m�s que la foto de rigor.
No s� qu� es lo que est� en nuestras manos hacer, pero una vida es una vida, sea de Marruecos, Somalia o Camer�n, y no podemos quedarnos impasibles ante esto.
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