“ ¿Tú que vas a ser en la vida, muchacho? ”, “Nada. No sirvo ni para prisionero”. Entonces, dejó caer despacio, paladeando, “Pues ponte a soñar y déjate de realidades”. La charla con mi admirado profesor me dejó atónito y descuadrado, mientras, resonaba en mi cabeza el mensaje tantas veces oído de “ ¡Ponte a trabajar y déjate de sueños! ”.
Desde aquel tiempo, está claramente desatada en mí el conflicto entre la realidad y los sueños. Y esas son las únicas guerras no absurdas que existen, las que se dirimen a solas, de piel adentro. Los sueños son los que cambian el destino de los hombres y sus naciones, por eso la peor arma inventada por la sociedad moderna son las pastillas para no soñar.
Proclama el nuevo poeta urbano “Hoy sabemos que lo importante es soñar, liberar nuestro inconsciente, el filtro de censura del pensamiento, creemos que al soñar perdemos un tercio de nuestra vida, y nos equivocamos”.
Dice Manuel Moya que “el hombre es un animal hecho con material de los sueños”. A medida que se echan a la espalda responsabilidad, muchos hombres van perdiendo la capacidad de soñar, y eso precisamente los va dejando huecos. No imagino tristeza más profunda que una vida llena de sueños ausentes.
3 comentarios:
Me tocaste la fibra amigo, yo pienso que a los sueños tenemos que colocarles arneses y convertirlos en caballos de tiro.
Un abrazo
Yo no tengo tu capacidad de escritura Antonio, así que me serviré de las palabras de otros para mostrarte mi más sincero acuerdo con todo lo que nos has contado:
"La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen" (William Faulkner)
Un abrazo, pájaro
Después de más de un año queriendo participar en tu blog...por fin me he atrevido!Porque los sueños...
¿Que hariamos y quienes seriamos sin los sueños?Soñar nos hace abrir una puerta a la esperanza y conservar la ilusión que mantiene la vida, nunca mejor dicho, viva!!!!!!¿Hay algo mejor que cuando un sueño se convierte en realidad?
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