Las declaraciones del ministro de economía hacen referirme a
esta idea, que ya he defendido en esta misma página desde diversos ángulos a lo
largo del tiempo.
Decía Luís de Guindos, que el objetivo principal de la
política económica del gobierno es hacer crecer la economía para que pueda
generarse empleo, pues tras cinco años sin hacerlo, si no se consigue en breve
hacer crecer el PIB español, no podrán mantenerse las prestaciones sociales de
los ciudadanos.
La premisa no es nueva, al contrario, es uno de los pilares
de las tesis neoliberales que imperan en Europa desde hace años y son,
precisamente las que nos han traído hasta aquí, son las que no están ofreciendo
soluciones a los problemas actuales y, lo que es peor, pueden ser las que nos
lleven a una situación mucho más precaria que la de hoy.
La calculada bomba de relojería colocada por el ministro en
la conciencia general irá estallando en distinto momento, en diferente lugar,
allá en donde a cada uno nos llegue el límite. Y mientras tanto, seguiremos
escuchando en los noticieros que seguimos en recesión con el famoso índice del
PIB que algunos quieren convertir en la punta de lanza que rompa la burbuja del
pesimismo, aún a sabiendas que nunca lo será. La línea de la economía española
va camino de convertirse en un historial clínico de encefalograma plano.
La premisa de que el crecimiento es imprescindible para
mantener los servicios sociales parte de un concepto de generación y
distribución de la riqueza anclado en esquemas que se implantaron hace muchos, demasiados
años, cuando el mapa político, económico, social y bélico era muy diferente.
Hoy por suerte la realidad es distinta. Las mejoras tecnológicas, los avances
sociales, educativos, logísticos, incluso de pluralidad política permiten otros
planteamientos, ideas que, de otra parte se vuelven necesarias e
imprescindibles para los próximos decenios.
Existen líneas de pensamiento que definen premisas de
partidas y propuestas concretas, la escuela del bien común, la teoría
decrecentista, la teoría económica alternativa, la teoría de los fondos derivados,
la economía solidaria, la teoría económica comprensiva o la ecología política
son sólo algunos de los ejemplos en donde pueden encontrarse conceptos que
llegan a ser de sentido común para algunos, pero revolucionarios si se habla de
su implantación real hoy.
Sin afán de demoler la configuración actual del estado y de
Europa, es necesario considerar cuanto antes que las políticas neoliberales
actuales no sirven, al contrario, resultan nocivas para gran parte de la
población, para gran parte del tejido productivo. Es, desde luego, un mal
negocio que una amplia mayoría de la población y las empresas, los
contribuyentes que en definitiva sostienen el país, vayan a remolque del
sistema en vez de empujarlo.
Es necesario una redefinición de la política fiscal, la
progresión de impuestos, el panel de impuestos directos e indirectos, redefinir
la tasa impositiva real según el perfil del contribuyente, a la vez que se hace
necesario actualizar las reglas del juego en el ámbito mercantil que hoy en día
hacen del espacio jurídico español una amalgama de normas impracticables que
entorpecen a los ciudadanos y a la propia administración pública.
Vamos tarde, y no en su diseño e implantación, en realidad
vamos tarde en concienciarnos de que puede ser posible, aun tenemos, la
sociedad española tiene, los ojos demasiado cerrados, debe abrirlos, bien para tomar conciencia de que no tiene que ser la
única verdad, la única opción la que nos quieran vender en los noticieros y que
merece la pena y es posible intentar abrir otros caminos, vías, que por cierto,
pueden pasar por una mayor participación e integración de la sociedad civil en
las estrategias políticas.
Es hora de ponerse, es momento de que nos pongamos todos
manos a la obra, la suma de las partes es lo que hace el todo.
1 comentario:
Es hora de equilibrar esos grandisimos desequilibrios....
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