Las singularidades fisionómicas no pueden ser motivo de
burla. Desde pequeños nos han insistido en eso. No se le dice a
ese niño gordo, no se le dice tuerto, ni flaco. A esa niña no se le dice
pecosa, no se le dice pelo de estropajo, no se le dice culona.
Ver el tema de las curiosidades del cuerpo en los tribunales es muy llamativo. Ha
ocurrido en el juicio que se sigue en Granada conocido popularmente con el de
Los Romanones.
El hipotético lunar en los genitales del sacerdote descrito por la víctima ha motivado, en primera instancia la elaboración, por parte de profesionales, de un informe detallado y descriptivo y, después, tras la exposición en la vista, el traslado a las noticias y televisiones.
El menú está servido. Nada mejor de lo que hablar y preocuparse que del lunar del cura.
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