Media España, la que en aquel entonces tenía más de quince años, recuerda qué era lo que estaba haciendo aquel 14 de Marzo de 1980 cuando todo el país amaneció con la noticia del fatal accidente de helicóptero que mató a Félix Rodríguez De la Fuente, y también a otros tres compañeros cuando rodaban en Alaska.
Incomparable divulgador, trabajador incansable, convencido y convincente de sus ideas, se encuentra entre los que han logrado por tener una conservación efectiva y real de múltiples especies y ecosistemas. Providencial consideramos muchos aquel encuentro que tuvo en su juventud con otro mito del conservacionismo, el profesor José Antonio Valverde.
Esa amistad marcó un punto de inflexión vital en su vida que lo lleva a participar de manera muy activa en la conservación de espacios naturales como Doñana, Daimiel. También especies emblemáticas como las rapaces, el lobo y millones de alimañas tienen que agradecerle su existencia. La existencia de la cetrería moderna en España mucho le debe a su figura. Fue fundador de la Sociedad Española de Ornitología o el impulsor de la vigilancia de avifauna en aeropuertos con halcones. Sus logros en la divulgación en radio, televisión, prensa, entregables, etc. aún son dignas de estudio y admiración, por citar algunos de sus hitos más renombrados y conocidos.

Félix sabía que la vida era tan maravillosa porque está en contacto de manera permanente e indisoluble con su hermana la muerte. Que ambas van de la mano y que con ambas en la Naturaleza Salvaje tienen la necesidad de existir para que el conjunto tenga sentido. Él acató esa ley de manera ejemplar exprimiendo cada momento, cada situación, cada paraje, cada animal, de una manera arrebatadoramente pasional.
1 comentario:
Yo tenía 26 años y recuerdo haber llorado como una cría con su muerte. Jamás podremos agradecerle a ese genial hombre todo lo que nos enseñó y cómo aprendimos a amar la Naturaleza, aunque el mejor tributo es seguir sus pasos y proteger nuestro entorno.
un abrazo
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