Si hace falta elegir sólo uno, podría decirse que el reto de la dirección es mantener el delicado equilibrio entre el negocio, la estructura y las personas. Y entre las múltiples claves necesarias para ejercer una adecuada dirección en estos tiempos complejos elegiría: la formación como base de crecimiento de las personas, la internacionalización como búsqueda incesante de nuevos negocios, la innovación aplicada hasta los más mínimos detalles y el liderazgo riguroso que aune esfuerzos y evite el desfallecimiento.

Echando las monsergas por la alcantarilla, debemos asumir que una empresa es una entelequia. En términos tangibles, lo único que es una empresa, es un (empresario) o directivo que elige un camino, un objetivo, un proyecto, y el resto de su equipo lo sigue. Así pues, dejemos de idolatrar a las ideas, lo que hay que hacer es tener la valentía de ejecutarlas.
El mercado, azuzado por la crisis está demonstrando que hoy, hace falta trabajar más y mejor por menos como regla básica para la supervivencia. Pero cuando acabe la crisis habrá que seguir trabajando, y el daño más cruel serán las secuelas que ésta deje, pues, "El sufrir pasa, el haber sufrido nunca pasa".
"Al encadenar conceptos y agregar lógica, podemos llegar a útiles conclusiones: Lo que hoy nos entristece, al recordarlo en el futuro nos provocará una sonrisa. Cuando a un drama le agregamos tiempo, pasa a convertirse en comedia. Si ese drama hoy es la crisis, y resulta que si la crisis es un revuelto de caos y oportunidad, podemos deducir que el cóctel de caos, oportunidades y tiempo hará que en el futuro nos riamos, sólo consiste en aprovechar, en este caso las oportunidades", Bartolomé Alarcón.

La vida no es insegura, es incierta, lo que hay que tener es confianza. No se puede sustituir la incertidumbre por inseguridad, la seguridad no da certeza, pero la confianza es capaz de dibujar puertas en paredes que dan acceso a nuevos mundos.
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