martes, 7 de octubre de 2014

El mecenazgo perdido y el bastón de mando guardado


Se diluye la esperada ley del mecenazgo en España. Aunque el ministro de Guindos realice un esfuerzo dialéctico para reconocerlo, lo cierto es que la fantástica oportunidad que suponía impulsar el mecenazgo, se difumina y se restringe a un marco que no es el que los proyectos ni los inversores necesitan.

Según el proyecto de ley, el crowdfunding se va a ceñir a proyectos que ofrezcan (y garanticen) rendimiento económico. Quedan por tanto fuera todas las iniciativas de carácter social, cultural, medioambiental y de investigación cuyos retornos hay que valorarlos sobre todo desde el ángulo de lo intangible. Es decir, a la papelera de reciclaje los centenares de interesantes y prometedoras propuestas que circulan por las páginas webs y dossiers de promoción.

El que quiera poner dinero en un proyecto, tiene que, en primera instancia acreditarse como inversor. O sea, registro previo, control, supuestamente para evitar el fraude. Dejando fuera por defecto a todos aquellos que, de manera espontánea y esporádica deciden participar e implicarse monetariamente en algún proyecto. Los no acreditados, 3.000 € como máximo por proyecto y 10.000 € en total.

El crowdfunding se define y regula entonces para proyectos que buscan rentabilidad económica y que necesitarían captar la atención de muchos pequeños financiadores, en otros términos, pymes en dificultades de financiación. Llegados a este punto, faltaba un elemento en el análisis para encajar las piezas.

Dice De Guindos: “Se trata de hacer más flexible el accesoal crédito, tanto bancario como el que circula por vías alternativas ycanalizar el ahorro hacia la inversión mediante instrumentos más ágiles”. Eso es. El proyecto de ley tiene otra acotación: las entidades bancarias deberán informar a las empresas con tres meses de antelación cuando les vayan a restringir el crédito concedido o lo vayan a disminuir significativamente. Eso sí, tendrán la obligación de emitir un informe para que las empresas puedan entregarlo a otras entidades bancarias. Señor mío, qué color y qué términos va a tener un informe de un banco que habla de restricción del crédito a un cliente: “Es una empresa buenísima, pero yo no quiero darle dinero, dáselo tú” (permitidme la ironía).

El reconocimiento de mayores competencias de control y supervisión a la CNMV o la obligación de auditorías por parte de “firmas reconocidas” son otros dos factores que van a estrangular innumerables proyectos y no hacen sino colocar la decisión y el control en manos de unos pocos. Ni siquiera el esperpéntico escudo que se han fabricado en torno al caso Gowex lo justifica.

Si de algo podemos presumir en siglos de historia es de la calidad y profusión de intelectuales y artistas en todas las disciplinas eruditas y científicas. Desde hace unos pocos años parecemos empeñados en arrasarlo todo. La anulación del proyecto de ley de mecenazgo que recibíamosaquí con importante alegría hace un año, es una tristísima noticia de esas que tendrá incalculables pérdidas intangibles en los próximos años.

Y la regulación del crowdfunding en proyectos empresariales tampoco soluciona el mayor problema que tenemos actualmente y es la financiación de proyectos denominados growth y que requieren una inversión en la horquilla de 250.000 € - 1,5 M €. En ese tipo de proyectos, por cada uno que consigue financiación en España, son 100 los que la consiguen en Estados Unidos. Es más, los Business Angel tienen una característica relevante en este sentido y es que les gusta ser discretos, olvídense, no van a hacer cola para pasar por el registro de “inversores acreditados”.

En la inversión/financiación privada, entre particulares, entre no profesionales de la banca, en la financiación “alternativa” como la llama el gobierno, los factores esenciales para llegar a acuerdo son: la confianza en el equipo promotor y la invertibilidad de los proyectos, considerando como tal, el hecho de que el proyecto sea viable, escalable y ofrezca posibilidades ciertas de salida. Mientras la ley que promueve el gobierno no deje que esto siga siendo así, seguiremos haciendo un pan con unas tortas.

En un momento en el que, para entrar en deflación lo único que nos queda es reconocerlo, en un momento en el que los rendimientos financieros de tener el capital invertido en activos financieros no es interesante. En un momento en el que los poseedores del capital quieren convertirse en inversores de verdad. En un momento en el que necesitamos como nunca dinamizar nuestra sociedad y nuestra economía. Justo en este momento, permanecemos ciegos y obtusos a las grandes ventanas de oportunidad por querer seguir guardando bajo el colchón el bastón de mando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente artículo. Haz hecho una buena reflexión, como haces siempre. Enhorabuena.