Es donde cada día hay más personas. Es donde está el poder
político y económico. Son los termiteros decisionales del planeta. La batalla
por el futuro está en las ciudades.
Existen ya en el mundo 74 aglomeraciones urbanas con más de
cinco millones de habitantes, 29 megaciudades que tienen más de diez millones
de personas. Ocupan el 5% de la superficie terrestre y tienen ya el 40% de la
población mundial. En estos momentos, el 80% de la población europea es urbana.
Las ciudades son demandantes netas de recursos básicos
(alimentos, agua, aire,…) pero son las causantes del 70% de la emisión de GEI.
Es en las ciudades donde se producen los mayores índices de desigualdad social,
se producen los mayores focos de marginación. Es en las ciudades donde se
encuentran los colectivos sociales más vulnerables.
Sabemos que las ciudades son entornos cada día más hostiles.
Una imagen de google earth permite comprobar como el espacio en superficie, el
más valioso, está copado de cemento, asfalto y aparcamientos. Cada día es más
difícil encontrar niños solos en las ciudades, un indicador que debería
hacernos pensar.
La Agenda Urbana 2030 dice “(.) tenemos que lograr que las
ciudades y los asentamientos urbanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles(…)”. Sin embargo los convertimos en fuente de contaminación
acústica, atmosférica y lumínica y las rodeamos, cual cárceles de
biodiversidad, de polígonos industriales. Aislamos a la ciudad del territorio
en el que se encuentra, uno de los mayores errores del actual modelo de
sociedad.
He participado en diversos actos en los últimos días en los
que se ha debatido sobre ciudades sostenibles. Se han masticado mucho conceptos
tales como contaminación, ruido, transporte público, carriles bicis, atascos,
plazas duras y espacios verdes.
En el abanico de temas a tratar aún cuesta hablar de modelo
energético, abastecimiento de agua, alimentación y uno que sigue siendo
asignatura pendiente: Conectividad con el territorio.
Las ciudades son el Medio Ambiente de la mitad de la
población mundial. En ella desarrollamos gran parte de nuestra vida, algunos,
toda su vida. La lucha por el medio ambiente, contra el cambio climático está
por tanto en las ciudades, las cuales no es suficiente que sean sostenibles, tenemos
que conseguir que sean HABITABLES.
Tenemos que fijarnos como objetivo que vivir en una ciudad sea agradable, apetecible. Pero no en sentido genérico sino específico. Tenemos que conseguir que en nuestro barrio, en nuestra calle, nos apetezca abrir la venta, que sea motivo de alegría que los niños quieran salir a jugar a la calle, que no se convierta eso sólo en un recuerdo.
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