En distintos momentos de su vida, en las distintas edades, el hombre se encuentra con, los llamados problemas, es decir, dificultades, incertidumbres y ambigüedades; cuestiones que pueden tener más de una respuesta, respuestas que, a la vez nunca llegan a ser lo suficientemente acertadas e inequívocas.
La vida anímica del hombre es problemática, más bien, sería inimagible sin problemas. Dice C.G. Jung que, “la existencia de la problemática se la debemos al incremento de la consciencia, y es el obsequio funesto de la cultura”.
A todos nos gusta apartar la vista de los problemas, incluso preferimos no mencionarlos, y hasta negar su existencia. Deseamos una vida sencilla, tranquila, sin obstáculos, y de ahí que los problemas se conviertan en un tabú. Queremos certezas, no dudas, resultados, no experimentos, y a veces no nos percatamos de que sólo a través de las dudas surgen las certezas, y sólo a través de los experimentos, los resultados. Es necesario mantener una actitud proactiva hacia los problemas como camino hacia el progreso, hacia la mejora continua, también hacia la tranquilidad, y por qué no, hacia la felicidad.
Afrontar estas situaciones nos hace evolucionar, mejorar, madurar. Tenemos amigos, compañeros de colegio, que eran jóvenes prometedores, con ideales, con proyección, que, al cabo de los años siguen encasillados en el mismo patrón. Los problemas se resuelven adaptando lo recibido del pasado a las posibilidades y exigencias del futuro.
Las grandes cuestiones de la vida nunca se resuelven para siempre. Lo mismo ocurre con nuestros ideales, convicciones, pensamientos dominantes, actitudes, …, que nos llegan en la juventud y se introducen en nuestra vida. Por ellos luchamos, padecemos, vencemos.
Cuanto más se acerca uno al punto de inflexión de la vida y más ha conseguido reafirmarse en su actitud personal y en su situación social, más parece haberse descubierto la verdadera razón de la existencia. En la otra cara de la moneda, también mucha vida que podría haber sido vivida queda mutilada para siempre.
jueves, 22 de mayo de 2008
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1 comentario:
Hago uso de tu invitación sólo para volver a felicitarte. Es increible lo que se puede conocer de la gente a través de estos chismes¡¡¡¡¡ No creo tener licencia para opinar sobre tus reflexiones y pensamientos, pero me gusta leer lo que escribes.
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