Hoy he visto el partido, al menos un trozo, junto a algunos amigos y compañeros, todos, claro está, aficionados y entusiastas de la selección.
Con el sonido de fondo de los ánimos, los uuyyss y los comentarios críticos a las acciones del partido, me fijaba yo, en algunos primeros planos de jugadores, vestidos de blanco, de la selección rusa, para mí, desconocidos y de nombres, ciertamente impronunciables, pero eso sí, a todos les observé una cara joven, pero concentrada y responsable, concientes de que estaban viviendo un momento muy importante.
Para muchos de estos chicos, que militan en clubes que juegan en clubes modestos de ligas no televisadas por satélite, el campeonato de selecciones se convierte en un escaparate, en una oportunidad de oro de darse a conocer, son millones los ojos que, en estos días se fijan en ellos. Son conocedores de que, una buena tarde, de que una jugada brillante, les puede cambiar la vida.
Quizás por el ansia de ganar de todo deportista, de todo profesional, han luchado hasta el final cada pelota sin descanso. Al menos hoy, el equipo ruso ha estado especialmente motivado: por las luces, por el rival, por las cámaras, porque se juegan su futuro más que nunca.
Sin embargo, estas razones es más complicado que se conviertan en elementos de motivación para los jugadores de la selección española, todo eso ya lo tienen a lo largo del año, y el aspecto económico hace ya mucho que ha dejado de preocuparles. Muy al contrario, a mi, me cuesta detectar estímulos positivos para los jugadores de la selección española, elementos motivadores que me hagan confiar que pueden, como anuncia el eslogan.
Los equipos de cualquier índole, las organizaciones de todo tipo tienen hambre de personas que lo entreguen todo en cada momento, que peleen cada contrato, insistan cada día, perseveren, repitan todo lo necesario hasta conseguirlo. Incluso cuando nadie pudiera detectar su desidia ni su pereza, pues esos son los imprescindibles para lograr el éxito común.
Para los que nos dedicamos a dibujar la estructura de las organizaciones, encontrarlos y retenerlos se convierte en una tarea dura y preciosa.
martes, 10 de junio de 2008
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3 comentarios:
Enhorabuena por este cuaderno, Antonio. Por fin he podido dejarme caer por aquí, aunque estaba deseando hacerlo desde el día de las cigüeñas. Volví de allí, como tú dices en la entrada anterior, con la esperanza un poco más ancha. Te iré siguiendo, entre otras cosas, porque me gusta leer cosas como "entre todos podemos". Yo también lo creo así.
Un abrazo,
Buena reflexión, pero el ejemplo hoy en día no es Rusia, hubiera sido mejor Suecia, Chequia, y como no Turquía, la liga Rusa se ha convertido en una potente liga, se televisan todos los partidos y los jugadores rusos no salen de su pais porque cobran mucho, como lo escuchais, solo les pueden tentar los grandes que le ofrecen ademas, el glamur de la marca, el prestigio, portadas y demas farandula. Nos va a costar trabajo tener entre nosotros a gente como Karpin, Popov, Mostovoy, etc. La estrella rusa Arshavin se habla que podría venir al Barsa, sería un autentico regalo para los futboleros, lo haría si el club desembolsa alrededor de los 23 MM de €. 23 MM de € equivalen a unas 500 viviendas de protección oficial. 23 MM de € es lo que facuran las 500 y pico personas que curran en mi empresa. Que se paga en el futbol, un puñado de magnificos regates, tardes gloriosas, alguna liga, y mucha pasión, o no...
"...a mi, me cuesta detectar estímulos positivos para los jugadores de la selección española, elementos motivadores que me hagan confiar que pueden, como anuncia el eslogan..."
Sin comentarios, Antoñito. Viva España, vivan los campeones, vivan los estímulos positivos españoles. Vivan los "que lo entreguen todo en cada momento, que peleen cada contrato, insistan cada día, perseveran, repiten todo lo necesario hasta conseguirlo". En resumen VIVA ESPAÑA
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