Pasa por ser el mes favorito de muchos. Son numerosos los
amigos que así me lo confiesan, Septiembre es un mes maravilloso, mis días
favoritos me dicen.
El gris vuelve a aparecer en el cielo, y con él, la
melancolía. En el entorno son muchos los factores que invitan a ello, la luna
está en Virgo, comienza un nuevo ciclo hidrológico, bajan las temperaturas, los
días se acortan, los días se acortan. Queremos mimos.
Cambia el paso también en lo cotidiano. De la playa, los
viajes, la aventura, los romances de verano, se vuelve al cole, a los pupitres,
a los escritorios, a las cajas de herramientas. Lo bueno se quedó en la maleta.
De beber en los manantiales de las juventudes eternas,
pasamos a morder el polvo y el despertador cada mañana, y mientras tanto los
días se acortan. Sentimiento de temporalidad finita.
Reconocemos el aroma del café de ese bar habitual y al
desconocido diario que desayuna a nuestra misma hora, volvemos a ser
conscientes del saldo en la cuenta bancaria, de la colada por hacer y de la
cita del dentista por pedir. La presión de la responsabilidad.
En otro sentido. Volvemos a ese conocido banco del parque,
que tras unos meses, al acariciarlo mientras nos sentamos como por primera vez,
le descubrimos una nueva inscripción de un romance de verano que no ha sido el
nuestro. Sentados en el banco, el horizonte se vuelve conocido con aquellos
chopos, y estas antenas y balcones. Reconocemos nuestro lugar en el mundo.
Es largo el tiempo que va de Mayo a Diciembre
Pero los días se hacen cortos en Septiembre
Cuando el tiempo de otoño hace las hojas flamear
No es momento de jugar a esperar
1 comentario:
Maravilloso relato otoñal! !! Esta época para mi es muy melancólica y triste. Pero la primavera llegará. .....ah!!! nunca se debe esperar nada.....
Publicar un comentario