Lo
más probable es que de nuevo, esté a por uvas y no vuelva a enterarme de nada,
pero cuantas más vueltas le doy, más aumenta mi preocupación.
La
estrategia no deja de ser de libro. Ante una situación de debilidad, casi de
emergencia, la única opción es hacer piña. Debilidad de estado, debilidad de la
economía, debilidad del modelo productivo, se palpa desde fuera.
Debilidad
interna cuando bastaron unas horas el lunes para que la gente se echara a la
calle para pedir que se evolucione, que se aumente el grado de participación
ciudadana en las cuestiones de estado. El derecho a decidir sobre el modelo de
estado late. La generación de este momento, la que salió a la calle, esa que
tiene entre 70 y 20, cuando el lunes pedía República, lo que decía era
Democracia. No busquemos el estigma y el arrinconamiento fácil.
Hace
falta hacer piña desde el poder para combatir la debilidad externa e interna y
en ello están. Pero si los que están en la piña (unos pocos anclados en viejos
modelos) no tienen soluciones, acabarán, inexorablemente devorados por eso que
ellos llaman antisistemas pero que es realidad son conciencia y progreso.
Estamos
ante una gran oportunidad, probablemente la puerta de un nuevo tiempo, nunca
hasta ahora los acontecimientos fueron tan veloces, a nivel tecnológico, de
salud, de comunicaciones, la vida nos cambia cada año, en el ámbito de la
gobernanza y orden social también.
La
desigualdad que un modelo caduco está instalando entre nosotros puede corroer
los cimientos sobre los que cada día caminamos, sin dramatismos, admitámoslo.
Es
hora de actuar, de opinar, de posicionarse. Cualquier cosa menos quedarse en la
inacción y la indiferencia. Cada día tienes mil oportunidades, mil pequeñas
acciones y decisiones con las que mostrar tu reproche o respaldo a lo que
quitarías o pondrías. No dejes que el tren pase de largo, o peor, por encima,
pronúnciate, participa.
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