Existe la cultura del atún. Existe porque se ha desarrollado
desde hace miles de años toda una actividad específica e identificativa de
captura del atún, de su transformación, de su conservación, de su
comercialización y distribución. Existen toda una serie de artes y técnicas, de
conocimiento, de procesos, de utensilios y herramientas específicos del atún.
Existe porque se ha desarrollado desde hace siglos todo un conglomerado de
conocimientos en torno a la especie que la relaciona con el clima, con las
estaciones, con los vientos, con las estrellas.
Existe una cultura del atún porque muchos pueblos se han
modelado en torno al atún, porque sus hombres y mujeres han desarrollado profesiones,
costumbres de vida, incluso el traslado periódico de sus familias, asociadas a
la migración del atún. Existen unas funciones y unas jerarquías sociales
relacionadas con el atún, existe una arquitectura y una distribución de los
núcleos urbanos asociados al atún, hasta existe un lenguaje propio del atún.
Preservar primero para poner en valor a continuación después
esta cultura del atún es la piedra angular que mueve a la Muy Noble Sociedad deAmigos del Atún Thunnus Thynnus y Amantes del Vino de Isla Cristina a promover
y organizar desde hace trece años las Jornadas de Arráez y Sotarráez que se
inician el próximo domingo y que durante casi tres semanas conseguirán que Isla
Cristina respire atún.
A lo largo de estos días se sucederán las conferencias, las
exposiciones, los encuentros. Se hará un ronqueo (despiece de atún) en público,
se proyectarán documentales, se podrá degustar atún preparados por los más
reputados cocineros del mundo. Y, se producirá el singular e importante
acontecimiento del encuentro de capitanes de almadraba que, ahora que acaba la
temporada de capturas, se reunirán para debatir los pormenores y enseñanzas del
año y dar continuidad a la larga tradición de conocimiento oral que tiene esta
profesión. El programa completo puede verse en este enlace.
El atún ha sido tradicionalmente una fuente esencial de
recursos para los pueblos que se encuentran en el recorrido migratorio de esta
especie entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, al que van en
primavera a desovar, para, a continuación, volver al Atlántico. Debería seguir
siéndolo.
El aumento del control del caladero parece estar evitando la
recesión de la especie, y las capturas en los últimos años han sido
interesantes (estamos a la espera del cierre de 2.014), los precios de mercado
del atún, tanto en lonja como en restauración alcanzan valores muy
interesantes. Pero debemos considerar que el valor del atún no está hoy
exclusivamente en la posibilidad de su captura.
El atún puede convertirse en una importantísima fuente de
recursos si se trabaja y fomenta como atractivo turístico, en el ámbito
etnográfico, cultural y gastronómico. Son múltiples los productos turísticos que
pueden implantarse, incluso puede desplegarse una estrategia global en torno al
mismo, en el que, desde luego debe partícipe al sector extractivo e industrial.
Un desafío muy interesante puede ser la puesta en funcionamiento
de una almadraba en la costa occidental de Huelva donde hoy no existe ninguna
en funcionamiento. Es cierto que la viabilidad económica de la misma es muy
cuestionable, pero tendría una importancia fundamental desde el punto de vista
turístico, referencial, de investigación, demostrativo, de aprendizaje e
incluso de gestión del caladero.
Es cierto que observar una “levantá” de la almadraba es duro
y llega a ser una escena violenta. No debe ser el objetivo llevar a turistas a
ver las levantás. No olvidemos que el propio nombre árabe de la técnica de
pesca quiere decir lugar donde se pelea. Desde el punto de vista demostrativo,
debe ponerse el hincapié en toda la actividad asociada a la almadraba: los
astilleros de ribera donde se fabrican los barcos, lanchas y barcazas, el
trenzado de cabos, la construcción de redes y artes, los herreros que fabrican
los utensilios metálicos….. Debe visualizarse las técnicas de conservación, la
salazón, el secado y oreo, el prensado… Debe recuperarse y potenciarse los
platos marineros tradicionales…
En definitiva, la puesta en funcionamiento de una almadraba,
que atienda a todos los criterios técnicos necesarios para su diseño,
construcción y calado, en el entorno de Isla Cristina, pero que a la vez sopesea
criterios demostrativos y de investigación es un reto sumamente atractivo que
puede ofrecer numerosos y valiosos retornos. Las entidades responsables deben
tomar el testigo y poner en marcha la iniciativa en lo que sería una apuesta
decidida y valiente por el sector, no olvidemos la inminente puesta en
funcionamiento del centro de investigación Garum en Isla Cristina.
En septiembre, Isla Cristina se hace más atunera que nunca,
una oportunidad inmejorable para aprender y degustar el mejor atún, compartir inquietudes,
experiencias y conocimientos con expertos e investigadores, y sobre todo con
los protagonistas en primera persona, los almadraberos.
1 comentario:
Excelente artículo. Muy interesante. Me encanta el atún. Invitame a tu pueblo y hacemos la ruta gastronómica.
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